Ha dejado sus huellas cerca del corazón
no sabe de inquietudes y no cuenta los días.
Quizá como nosotros percibe en la distancia
acordes de gaviotas, trenes de mercancías
caravanas de nubes meramente fugaces
y el río San Lorenzo en majestad tranquila
desgastando la vida con lentitud metódica.
Ya falta poco tiempo para apretar su mano.
Aún puede esperar la luz que queda fuera.