(O también) El estoicismo duramente aprendido con que M tolera cada mañana mis inefables combinaciones de chaqueta, corbata, y camisa, renunciando a restablecer el más mínimo sentido de la estética. Y en verano, dejarme ir al trabajo con camisa de manga corta, como un mormón que además fuera dependiente de El Corte Inglés.
(Amantes circadianos) Protege mis noches tempranas, como yo sus despertares lentos. Durante dos horas al día guardamos la soledad del otro, que eso es amor, según Rilke.
Ahora entra.
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