Mañana vendrá por casa una estudiante alemana, filóloga de profesión, pero con experiencia en el cuidado de niños y mayores, para conocernos. Ella necesita alojamiento y nosotros una au pair para cuando nazca Lola. Mi siempre perspicaz esposa me hace notar la guasa que tendría, en el estado actual de cosas, que una alemana trabajara para una pareja de españoles. ¡Es un incentivo para la contratación, sin duda! Por lo pronto ya es ella la que nos hace madrugar. ¡Nos hemos citado a las nueve de la mañana de un sábado!
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