El verano pasó y no ha sido. El otoño tiene prisa y no cabrá en un mes. Las hojas se han arrebolado tan rápido, y de manera tan intensa, que caídas sobre la hierba casi parecen amapolas de Monnet. Hoy, indian summer, mañana lluvia, y mi rodilla —tiempo atrás una lesión me la convirtió en un barómetro— se queja de tanto movimiento. También Lola se despereza, tanteando las paredes del mundo. La estamos esperando.
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