Tarde de muchas risas en el Alto Comisionado Británico (los
países de la Commonweath
no se envían entre sí Embajadas sino Altos Comisionados). Es uno de esos
edificios grandotes y sin interés del downtown de Ottawa. Por dentro, sin embargo, tiene un pub. No un comedor o una cocina, sino un verdadero pub inglés con barra, taburetes y pantalla
gigante. Nos habían invitado a ver la ceremonia inaugural de la olimpiada de Londres y a
participar en el subsiguiente quiz
sobre asuntos olímpicos. Muy divertido. El animador ha sido un inglés gordinflón y
semiborracho, chascarrillero y graciosísimo. La verdad es que los ingleses son admirables -o por lo menos yo tengo gran simpatía por ellos- en cualquiera
de sus dos principales modalidades: borrachuzos soeces y petulantes pisaverdes.
Yo habría querido ser inglés, pero eso es otra historia. El caso es que M y yo hemos formado parte parte del equipo “Europa”. Ha habido cinco rondas sucesivas: historia, sedes, deportistas, juegos de invierno y la más divertida, escándalos. De entre ocho participantes hemos quedado cuartos, acariciando el metal.
Y hemos aprendidos dos datos curiosos sobre España: que fue el único país en
boicotear los Juegos Olímpicos de Hitler en 1936 (palmas) y que en 2000 nuestro equipo
de baloncesto paraolímpico fue descalificado sin remisión al descubrirse que diez de sus doce
componentes no padecían incapacidad alguna (pitos). Al filo de la medianoche llevamos a Chris a casa y nos recogemos. Noche calurosa, casi sureña.
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