Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

miércoles, 11 de abril de 2012

Geografía e historia

Habíamos quedado en que Canadá era el segundo país más grande del mundo. Pero a través de determinado prisma es un país muy pequeñito. Se ve con nitidez cristalina recorriendo el camino de Ottawa a Toronto. En el fondo, este país es una delgada línea blanca, pegada a lo largo de la frontera de Estados Unidos. 33 millones de habitantes. Cuatro, quizá cinco, ciudades de cuenta. Y en las orillas de los intervalos entre ellas, McDonalds, Tim Hortons, Burger King, Wendy's. Por encima de la raya, el espacioso infinito destartalado y selvático, apto únicamente para exploraciones y estaciones de esquí. Ningún memorioso pueblecito donde hacer un alto. Ninguna honorable ruina. Gasolineras. Lo que nos lleva a la habitual consideración, por lo demás bastante cierta, de que Canadá es un país con mucha geografía y poca historia. El problema de la extensión y la profundidad. Lo que nos lleva a recordar que el filósofo Hegel ya decía que los pueblos felices no tienen historia. Lo que concuerda con el hecho de que Canadá haya sido nombrado quinto país más feliz del mundo. Que es lo que se quería demostrar.


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