Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

sábado, 9 de marzo de 2013

Cardenal

Un canadiense podría ser el próximo Papa. Se llama Marc Ouellet, es arzobispo de Quebec y su mayor baza es una larga carrera como misionero en Sudamérica. Aunque el tema es seguido con interés no parece que su candidatura suscite gran entusiasmo. De hecho, The Globe and Mail, el periódico anglófono de más prestigio y difusión, le ha dedicado una portada mezquina. Resulta que la pequeña iglesia rural de La Motte, la localidad quebequense donde Ouellet hizo sus votos, ha sido vendida al ayuntamiento ante la deserción de la mayoría de los feligreses. El titular es ¿Can this man [que no ha logrado salvar esta comunidad] lead the Church? Que el primer periódico de Canadá eche por tierra la candidatura de uno de los suyos, poniendo en duda sus méritos, da que pensar. Supongo que será una cicatería protestante. Un día habré de interesarme por cómo funcionan estas rencillas intersectarias. En todo caso, el credo romano es aquí mayoritario: un 46 por 100 de los canadienses se declaran católicos. De ellos, supongo que la mayor parte hará un seguimiento selectivo del catecismo, como en el resto del mundo. La mitad de los católicos está en Quebec. La provincia es una especie de edén perdido para la iglesia. Hasta los pasados años sesenta en Quebec era el clero el que manejaba casi en exclusiva la educación y la sanidad. La revolución tranquila consistió, entre otras cosas, en librarse de la férula eclesial. Ouellet tomó el camino contrario a su generación, incluidos sus familiares, que se dicen agnósticos o ateos. Le he visto por televisión: un hombre bonachón y afectuoso, aunque no parece muy listo. No es un reformista (tampoco es que entienda yo por qué todo el mundo no creyente anda empeñado en pedir reformas a la iglesia) y se le reprochan unas declaraciones contra el aborto en caso de violación. De ser elegido será interesante comprobar si eso supone un rearme de la iglesia en la provincia. Por lo demás, hoy es 9 de marzo. M abre la ventana y escucha los pájaros. ¡Han vuelto, han vuelto! Es un trino débil y huidizo, pero marca el fin de una época. El espeso, profundo, ubicuo silencio de la nieve ha acabado. M está tan contenta que ha abierto la última lata de berberechos. Sería estupendo volver a ver, precisamente estos días, fugado del cónclave, al pájaro cardenal y su pechera roja.


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