Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

sábado, 28 de septiembre de 2013

Dietario para Lola

A partir de hoy el blog se desdoblará, reservando un apartado para narrar los días de una casi recién llegada.


(A modo de prólogo). 

Lola, querida:

Ayer el médico nos comentó que podrías llegar antes de lo previsto. Al volver a casa nos apresuramos a hacer tu maleta y la nuestra, con todo lo que vamos a necesitar, sobre todo tú y tu madre. A mí sólo me han encargado llevar chocolate y cámara de fotos, y una reserva abundante de ánimos que insuflar cuando llegue el momento. También echamos a lavar toda tu ropa, que hoy se seca al distraído sol de otoño. Estos días la ciudad luce festones rojos, naranjas y amarillos. Los ve cada día tu madre como guirnaldas junto al canal, camino de la universidad —qué orgullosa te sentirás de ella, echándose todo ese trabajo encima, con ilusión y un carácter que no abunda— y los vemos todos los viernes, a lado y lado de la autopista para ir a ver al doctor Dargie, un buen hombre, que franqueará tu paso a esta parte del mundo. En el futuro te hará gracia saber que naciste en un pequeño pueblo de Estados Unidos, donde los amish conducen en carretas y se come horrorosamente. Un pueblo contrahecho y pobretón —pero con buen hospital— que a veces parece el decorado de cartón de un obra estrenada hace décadas. Odgensburg, se llama (sin duda no será la primera palabra que puedas pronunciar). Para nosotros será inolvidable y, perdón por la palabra, idílico. Pero ya lo verás todo con tus propios ojos, cuando entres en nuestra vida para cambiarla para siempre. 

Un beso, 

P.

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