Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Interludio en Washington (III)

Entre reunión y reunión me escapo con M a ver museos. Esta ciudad los tiene de impresión. La Phillips Collection, por ejemplo, uno de esos museos privados, pequeños y profundos, no tan secretos pero apartados del mainstream turístico, en los que uno puede y debe disfrutar de un emocionante momento de intimidad con los amaneceres rojos de Rothko. O el descomunal Museo del Aire y del Espacio, integrante del Smithsonian, y que es el más visitado del país, por encima del MOMA. La única conclusión posible tras la visita es esta: ser científico mola; mamá quiero ser científico. El último que he podido visitar es el Museo de Historia del Pueblo Americano. Iba claro, con mala intención. ¿Cómo ilustrar a los hijos de la nación acerca de los crímenes de la patria? Porque el contador criminal de Estados Unidos no está precisamente a cero. En una gran sala que lleva por nombre 'Americans at war: The prize of Freedom' se explica, de manera somera, la larga docena de guerras que Estados Unidos ha librado, calificando piadosamente como guerras de extensión a lo que eran puras guerras de agresión. En algunos paneles se podía leer la letra pequeña, poniendo algún tímido pero a la belicosidad americana. En general el expediente se salva con fotos, objetos y dibujos y pocas explicaciones. Sin duda, lo más empalagoso es la sala de la bandera, que expone el famoso pendón estrellado (buena traducción al español de star spangled banner, debida a la peruana Clotilde Arias). El pendón es la bandera rescatada del sitio de Baltimore por los británicos durante la guerra de 1812 (en la que Estados Unidos intentó quedarse con Canadá). Es el equivalente a la momia de Lenin en la Plaza Roja y al becerro de oro de los israelitas ese rato que Moisés subió a hablar con Dios. Digo puaj pero más que asco es resentimiento. 





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