Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

jueves, 29 de diciembre de 2011

Apalear la nieve

Mi mujer me sugiere abandonar la contemplación del paisaje y contar algo que pueda interesar a la parroquia. Me encantaría ahora discutir nuestra primera velada en un partido de hockey sobre hielo, comentar el ambiente de puro circo romano que anima estas sesiones, examinar las reglas, ponderar la dosis inevitable de violencia... pero lo dejaré correr para otro día. Hablemos hoy de un deporte mucho más rudo, que es además una ineludible institución ciudadana en Canadá: apalear la nieve. Como ya se ha dicho, en este país nieva mucho. Esta mañana han madrugado dos palmos, por lo menos. Como es natural, los copos se posan donde quieren, sin distinguir entre el jardín y el caminito para llegar a la calle. La entrada a los garajes también se tapona con frecuencia. Las terrazas, en fin, pueden derrumbarse oprimidas bajo el peso de los copazos. Toda esa nieve ha de ser limpiada con diligencia en el ritual del apaleamiento. Si bien cabe la posibilidad de contratar a empresas que ofrecen dicho servicio, un rápido cruce de miradas y asentimientos tácitos entre los expatriados me han llevado a creer que es algo indecoroso pagar a otro para que apalee por ti. Así que dad a cada vecino una pala. Pero UNA BUENA PALA, con una hoja larga de buen tamaño. Luego uno debe llevar ropa y calzado apropiado. 'Uno de los fallos frecuentes' razona Nacho, 'es salir a apalear en pijama'. Pero incluso quien no es tan incauto suele fallar en lo fundamental: la técnica. El orden sería así: flexionar rodillas hasta casi acuclillarse, hincar la pala en la nieve, empujar, levantar sin doblar la cintura, arrojar la nieve al costado, resoplar, descansar, repetir. El descuido de alguno de estos pasos puede resultar en MUERTE. Nacho me ha recortado una noticia del Ottawa Citizen, dando cuenta de un estudio llevado a cabo por un cardiólogo argentino probando sin lugar a la duda la correlación entre infarto de miocardio y apaleamiento negligente. Llegados a este punto a mí solo me queda advertir que en castellano recto no se dice 'apalear' sino 'espalar' la nieve, detalle que nadie que me conozca se sorprenderá de que me importe, y que además es un verbo infinitamente más bonito. M quiere, otrosí, que aclare que en casa apalea ella, lo cual sólo es, como tantas otras cosas que se dicen, parcialmente cierto.


3 comentarios:

  1. Ciertamente, es parcialmente cierto: agarraste la pala hace dos días a la par que pedías "sácame una foto, sácame una foto, anda" y, hecha la foto, allí quedó la pala.
    M

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  3. Maestro espaleador: pareciere que las instrucciones no están bien transmitidas, pues no se flexionan las rodillas antes de empujar la nieve, sería harto incómodo. El orden sería así: hincar la pala en la nieve, empujar, flexionar rodillas hasta casi acuclillarse, levantar sin doblar la cintura, arrojar la nieve al costado, resoplar, descansar, repetir. Si la cosa no va, aplica las instrucciones del kit contra el estrés que te mostré: si te quedas inconsciente, descansa y vuelve a empezar.

    ResponderEliminar