Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

lunes, 27 de febrero de 2012

Compras por catálogo

Tan agriamente me quejé, que la Reina de las Nieves atendió mi plegaria. El fin de semana nevó casi sin interrupción y hoy están cayendo más copos como guisantes. Miércoles, jueves y viernes traerán, dicen las noticias, cinco centímetros más cada uno. Es la manera que tiene este país de decirme aquello tan castizo: ¿No querías nieve? ¡Toma dos tazas! No pasa nada. Nos esperan más tardes de jersey en casa frente a la chimenea de gas que ya sabemos prender. Es un fuego que no chisporrotea, ni silban sus llamas que en puridad no arden. No hace falta atizar este hogar para separar los troncos, que son falsos troncos incombustibles, de la brasas, que no hay, ni se pueden acercar los manos, pues está escondido el fuego tras la mampara. Sólo hay que apretar un interruptor y salta. Solo hay que volver a pulsarlo y se apaga. La llama es real, pero más parece un simulacro. Podríamos decir que es una hoguera hiperreal. Pero calienta. Si no apetece leer o ver la televisión uno siempre puede ojear la copiosa correspondencia comercial que reciben los buzones canadienses. La venta a distancia y por catálogo parece en Canadá un negocio próspero, seguramente en razón del mucho tiempo que se pasa en casa y del considerable número de jubilados y gente mayor. Cada semana llega un catálogo distinto. Son divertidos de leer porque venden cosas inesperadas. El muestrario de primavera de The Hammecher Schlemmer Institute incluye, por ejemplo, sonotones, lupas digitales, sillones de masaje, estilográficas con cámara oculta, máquinas de escribir antiguas, giroscopios, abrebotellas eléctricos, auriculares para escuchar tus propias pulsaciones bajo el agua, guantes contra la artritis, cortinas insonorizadas, un banjo, un piano, una trituradora de papel, un kit de pedicura, un purificador, un helicóptero (a control remoto), etc. Todo a precios razonables. Es la tentación consumista en toda regla. Yo le tengo echado el ojo a una superexprimidora de naranjas y una almohada que siempre está fresquita (always cool pillow) pero me temo que este tipo de objetos entra dentro de la categoría de cosas que M llama "trastos" y que no caben en nuestra casa. Pero creo que ni ella podrá resistirse a encargar los "Genuine Angora Rabbit Bed Socks", calcetines para irse a la cama que calientan ocho veces más que la lana. Ahí es nada.

1 comentario:

  1. La verdad es que son catálogos de cosas tan increíblemente útiles como innecesarias, delirios de inventores que buscan generar ese nuevo gadget imprescindible y que nadie había echado de menos en los últimos cien años. La literatura normal es el LLBean http://www.llbean.com/) y Land's end (http://www.landsend.com/). Ya te llegarán.
    Nacho.

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