Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

sábado, 31 de marzo de 2012

Despertar de alegres sentimientos al llegar al campo

La primavera ya ha venido. Nadie sabe cómo ha sido. M, que hasta ayer era urbanita irredenta, sufre un divertido e inusual rapto de sentimiento bucólico. Podríamos llamarlo síndrome de San Francisco de Asís. Esta mañana me ha traído a la cama el sonido de los pajarillos grabado con el Iphonet en el jardín. En efecto, no es el pío pío aislado de los gorriones de nuestras ciudades. Es toda una coral de aves que anuncian que ya han regresado del golfo de México, o de donde sea que hayan hibernado. Ha sido como volver a escuchar el ruido de un motor después de unos días en Venecia. El cambio de estación ha hecho aparecer nuevos personajes en nuestra vida, que ya es de pueblo. Mientras hacíamos nuestras colaciones, hemos visto una figura encapuchada penetrar por la puerta del jardín, siempre abierta. No lo esperábamos. Tras dudar un momento, hemos salido a dar los buenos días al embozado. El desconocido se ha quitado la capucha y ha resultado ser mujer, llamarse Laurie, y ser nuestra jardinera. M ha sentido un gran alivio al saber que por lo menos no la iban a violar. Deduzco que las flores brotarán en cualquier momento y nuestra existencia será ya definitivamente pastoril.

P.S M me comenta que hablo demasiado del tiempo y de las estaciones. El lector atento entenderá que muchas más cosas no ocurren en Ottawa. 

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