Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

martes, 25 de septiembre de 2012

Otra noche de concierto

(Ayer, concierto) De nuevo en el NAC, para asistir a la inauguración de la temporada. Programa español. Abrió una cosita de Ravel, sin importancia. Vino luego el Concierto de Aranjuez; el solista las pasó canutas, y eso me hizo reparar en lo endiablada que es la partitura. Rodrigo estaba ciego y era pianista; es decir, no sabía muy bien cuantos trastes cabían en el mástil de una guitarra. Confieso sin rubor que me gusta la pieza, los tres movimientos. Es verdad que en el adagio es difícil que uno no se ponga a correr detrás de sus sentimientos, pero eso no viene mal de vez en cuando. Sonó después El sombrero de tres picos de Falla, que me estaba gustando mucho hasta que de repente me pareció que la guardia civil estaba a punto de asaltar el teatro y ya no puede quitarme esa idea de la cabeza. Para terminar, el Bolero. El Bolero es muy aburrido, pero me encanta cuando entran los trombones, puramente borrachos. Por cierto, y hablando de Ravel: tenían expuesto en el vestíbulo del auditorio el piano de Glenn Gould, el famoso Steinway C-138, y eso me hizo pensar que Gould nunca interpretó, que yo sepa, los dos conciertos para piano de Ravel, y es una pena, porque habría sido interesantísmo comprobar su manera de interpretar el adagio assai del concierto en re menor. Quizá es una tirada tan lenta y majestuosa que ni Gould hubiera podido manipularla.

Tras el concierto hubo una recepción, co-organizada por nosotros. Y resulta que al final, me olvidé de recoger mi gabardina, un ordenador portátil, unas cajas de vino sobrante y, hecho harto significativo, la bandera. Afortunadamente, en Ottawa no se roba.

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