Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

miércoles, 10 de octubre de 2012

Al lago (VII)

La pregunto a Paul por qué, siendo Alberta tan rica, no hay un tren de alta velocidad entre Edmonton y Calgary. 'Aquí van tan sobrados que el gobierno dice que el tren sólo lo tendremos cuando lo podamos pagar en cash'. Paul es un rara avis. Es francófono en una provincia donde casi nadie habla francés, y es, para mayor desconcierto, Albertan de ocho generaciones. 'Es que los primeros europeos que llegaron a la provincia eran misioneros franceses. Las sucesivas oleadas de inmigrantes que trajo el ferrocarril borraron el francés de la provincia. Pero queda el catolicismo, todavía un segmento importante'. Pero no hay en Paul, la cabeza mejor informada que he encontrado en Calgary, asomo de resentimiento, o ganas de desquite. 'No entiendo a los nacionalistas de Quebec; viven atrofiados por el rencor. No es mi estilo'. Está muy bien dicho. No ser nacionalista es una cuestión de estilo antes que otra cosa. 'Nos va bien, pero no porque seamos unos genios del capitalismo como mucho creen, sino por nuestros recursos naturales inagotables. Aunque es cierto que los gobiernos conservadores los han administrado bien, sin cometer locuras'. Hablamos en la universidad de Calgary, una de las mejores del país. Esta mañana hemos visitado institutos que siguen programas bilingües en español. He sentido un pinchazo de nostalgia por la vida colegial, tras los tutelares muros; los problemas parecían enormes pero entonces tenías abundantes reservas de ilusión. Sueños. Con los sueños pasa como con el petróleo: hay un pico pasado el cual la tasa de producción ya sólo decrece. Lo cierto es que ese pico llega muy pronto en la vida. Paul es matemático y trabaja en el gobierno provincial. 'En Alberta hay problemas, y gordos. En Calgary por ejemplo circula mucha droga. Y prostitución. Es una externalidad de las arenas. Fort McMurray, al norte de la provincia, es la base logística de las petroleras. Una ciudad pequeñita, con un clima inhumano, donde se concentran todos los ingenieros y operarios. Vienen de todas partes de Canadá y del mundo para hacer un dinero rápido. Llegan y en diez minutos están en un camión sacando el bitumen de las minas, con un salario altísimo. Pero la vida ahí es deprimente. Tiene la tasa de suicidio entre jóvenes más alta del país. Sólo el olor es para pegarse un tiro. Vienen a Calgary y Edmonton a quitarse las penas'. 

Fort McMurray está a ocho horas en coche de Calgary. Sería fantástico poder ir a ver la explotación de las arenas. Los recintos de extracción son atisbables ya desde el espacio.

Paul nos invita a volver en invierno a hacer motoesquí. Es poco probable que volvamos. Viajar por Canadá empieza a ser financieramente insostenible. Y agota.


 Louis Helbig

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