Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

domingo, 15 de enero de 2012

Go Northwest (I)

Vancouver. Una ciudad portentosa, entre el espaldar de la montaña y las aguas esmeriladas del Pacífico. Durante los noventa, fue escogida en varias ocasiones como mejor ciudad del mundo para vivir, según Naciones Unidas y Tomás Moro (hoy se mantiene en la quinta posición; la medalla de oro es para Sidney, que 'es como esto pero con buen tiempo' razona M). De entre todas las que yo haya visto, solo Venecia se parece tan obstinadamente a su postal. La hemorragia bucólica es tal que pide a gritos un torniquete. Bueno, esta mañana no se veía un borrajo desde la habitación del hotel, pero al levantarse la niebla ahí estaba, perfectamente nítida la crestería nevada de las montañas rocosas, y los hidroplanos amerizando en el agua, como un canto bien tirado al ras. También se parece Vancouver a su reputación: cada cien metros un mercado de productos orgánicos y una biblioteca pública. Únicamente molesta la contaminación visual de los Starbucks, algo que de forma incomprensible los conservacionistas, que son legión y poder fáctico de la provincia, pasan por alto. Y, ah, oh, un huerto urbano al doblar la esquina de Davie con Seymour. Por lo menos doscientos metros cuadrados en mitad del Downtown para nabos, lechugas y tomateras. M aplaude con las orejas. 'Claro, que en España esto no podría ser, todo el mundo arramplaría con los tomates del otro' suspira melancólica. Cenamos primorosos productos comprados a las cooperativas locales (oh, como podría nadie indignarse aquí). Volvemos, pelados de frío, por el Greinville Bridge: el crepúsculo golpea en las paredes de los rascacielos, espejos irisados. Me pilla cansado, pienso en esta frase 'Vancouver está aquí, en Canadá, British Columbia, pero podría estar en las nubes. La ciudad celestial'. Buaj. Lector, sal de aquí y no entrés hasta que el torrente de cursilerías haya cesado.

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