Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

miércoles, 4 de enero de 2012

Homenaje al pollastre

M llamó esta mañana: '¿Sabes dónde está 1984?'. Sí, lo sabía, en el estante superior encima de su escritorio, junto a Rebelión en la Granja y Homenaje a Cataluña. 'No, me refiero a mi 1984'. Ah, pues no, no recuerdo haber desembalado otro. 'Ostras, si te digo para qué lo quiero... es de mi época en Bruselas, tenía apuntado en la contracubierta la receta del pollo a la catalana que quería servir esta noche... bueno déjalo, ya me apaño. Y ven pronto, que me tienes que ayudar'. Obedecí. Pero antes de volver a casa, fui a Jakobson, una confitería recomendada por Jorge donde preparan postres excelentes. Se trata de un establecimiento con aires de gran pâtisserie parisina en la que se cobran bien lo que cocinan. Me decanté por un pastel de zanahoria como un melón cuadrado (lo hice bajo el poderoso peso del recuerdo del bizcocho de zanahoria del café de Ruiz); lo inspeccioné: ¡hete aquí un buen postre, le sobran condiciones! pensé, seguro de no fallar. Y era importante no fallar: hoy recibimos por primera vez en Canadá. Antes de volver, hice una parada en el LCBO para comprar cervezas (otro día hablaremos de las magníficas cervezas de Canadá): Alexander Keith (ya mi alcohol favorito) y Tankhouse Mill St. (amablemente sugerida por un chavalote de muchos tatuajes). Ya podía regresar a casa. Cuando crucé la puerta me encontré la casa sumida en un molto vivace en el que M llevaba la batuta. Me puso la plancha en las manos 'Hala, plancha el mantel' (que no se dejó alisar, y no por mi impericia, por lo que pusimos mantelitos individuales) y luego subes y tratas de arreglar la lámpara, la bombilla está ahí; cortas el jamón y el queso (de pecaminoso contrabando) y lavas las copas de cava. Me entregué a la causa con brio. El metrónomo subía poco a poco de pulsaciones, el salón bailaba ya prestissimo. M se acercó corriendo con un muslo de pollo en un plato y me lo dio a probar. 'Está muy bueno, honey'. Ella, exigente: 'estará mejor cuando repose'. Me voy a duchar. Me acerqué a la cacerola: los muslos sobresalían de un campo borboteante de piñones y ciruelas, las últimas tiras de cebolla se hundían en el guiso. A su lado, la crema de calabacín y su guarnición. Y más allá, las rodajas de naranja espolvoreadas de canela. Llamé a los comensales para recordar el tono muy informal de la reunión. Mientras M terminaba de preparar cucharas con una delicia de anchoa y encendía las velas, yo eliminaba las canciones que no habían superado la última prueba. Llaman a la puerta. Son nuestros amigos. Y todo sale bien. Puede que nos termine gustando, esto de recibir (¿hay algo más grato que decir '¡Vente a casa!'?). A medianoche, recogiendo, adagio assai.

3 comentarios:

  1. Después del éxito (muy bien cortado ese jamón...), ahora M puede contar con que la receta del pollo a la Magda ha sido publicado en el libro de Ferrán Adriá que le regaló su amigo invisible. Una nueva nueva contribución a la cultura universal.

    ResponderEliminar
  2. ¡Gracias, amigo invisible! No os vais a arrepentir de haberme regalado el libro (espero).

    En cuanto a la receta original, la de "1984", debo corregir a JC: es anterior la estancia en Bruselas, es de hace ¡18 años! Mi madre nos la dictó por teléfono, a mi hermana y a mí. Estábamos de viaje por Alemania y queríamos obsequiar a nuestros anfitriones, que cada noche nos preparaban un festín para cenar (Glòria, segur que ho recordes...!)

    ResponderEliminar
  3. Pollastre a la catalana...amb aromes canadencs...? M, envia'm un mail amb la recepta, plis !!!! Aquest blog comença a posar-se interessant ! La part femenina i catalana comença a interpretar el seu piano forte ! Imma l'empordanesa ;-)

    ResponderEliminar