Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

domingo, 1 de enero de 2012

Le Chateau (III)

Cerca del Chateau está el Parc Omega (feo e absurdo nombre le han puesto al parque, por lo demás, magnífico) donde los animales viven bastante bien. Y como por no sé por qué extraño humor que tengo últimamente me encantan los animales, hemos ido a ver seres que solo conocíamos por los cuentos. Primero, los ciervos, de todos los tamaños: esbeltos astados de doce puntas y pequeños infantes infinitamente moteados. Hocicaban en la nieve, buscando refresco o alguna hierba oculta, rodeando el coche, indiferentes al material humano circundante, interesados únicamente en ganarse una zanahoria helada. Era difícil distinguir al ciervo rojo, del alce, y éste del wapiti, y para mí que no hemos visto ningún reno, aunque M discrepa. Algunos jabalíes trotaban entre sus patas, gruñendo (no, gruñendo no, arruando, pude averiguar después). Los osos no han aparecido (estaban sumidos en alguna ensoñación profunda) pero sí algún coyote triste y fibroso, con los ojos como chispas. Y zorros árticos, un animal bellísimo. Los búfalos han decepcionado: echaban la tarde en la pradera como burócratas, con cara de viernes. El lobo... el lobo es sin lugar a la duda el señor del bosque y la nieve. Dominando siempre la altura, las orejas apuntadas y triangulares, el hocico largo y lento, el pelaje gris como una perla, el cuello como un tronco, con la mirada profunda y vidriosa, y el aire de decirte 'Tú sí que eres un lobo'. El guía explica: 'El lobo es un animal social que vive en manadas estrictamente jerarquizadas. El grupo siempre sigue a un macho alfa que se aparea con una hembra alfa, y únicamente con ella. En el curso de su vida, no recoge heridos. Los más débiles son apartados. Y nunca, nunca les he visto atacar a un hombre'. Pero todos los que hemos sido niños sabemos que el lobo es una mala persona, y que se sepa solo intimó con Francisco de Asís, que tenía mucha mano con los animales y estaba tronado. Así es el lobo, tan parecido a nosotros que le detestamos y le hacemos el malo de todos los cuentos.

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