Adorerai-je aussi ta neige et vos frimas,
Et saurai-je tirer de l'implacable hiver
Des plaisirs plus aigus que la glace et le fer?

Ciel brouillé, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire

miércoles, 18 de enero de 2012

Go Northwest (III)

Los españoles fueron los primeros europeos en navegar, hollar, explorar y cartografiar las costas de Vancouver y toda su provincia. En 1773, alarmado por la noticia de la llegada de Rusia a tierras de Alaska, el virrey de Nueva España (hoy México y un buen trecho de Estados Unidos) envió una expedición al norte de California, a calibrar el avance de los rusos y crear un asentamiento español, que dio en llamarse la Cala de los Amigos, hoy Friendly Cove, que es hoy la única ciudad fundada por españoles en Canadá, que ya está bien. Desde esta base se lanzaron varias expediciones para ver si, escondido tras algún cabo o entrante de la costa, se encontraba el legendario paso del noroeste, la vieja obsesión de tantos navegantes europeos, que comunicaría Europa con China sin necesidad de doblar el estrecho de Magallanes (n.b. El esfuerzo fue en vano; tal paso hubo de inventarse en 1917: el canal de Panamá). Dos comandantes españoles, Galiano y Valdés, en sus naos Sutil y Mexicana, fondearon en cada cala para trazar los primeros mapas y cartas náuticas de la costa. Cuando el cartógrafo oficial de la corona británica, George Vancouver, arribó a Canadá, se encontró a los españoles trabajando tranquilamente en la orilla, trabajando en sus mapas, que le mostraron: el pobre se hundió al comprobar que el trabajo ya estaba hecho. Un mes más tarde llegaría al lugar el almirante Juan Francisco Bodega y Cuadra para reunirse con Vancouver y con el mandato de negociar con él la soberanía del nuevo territorio. España cedió sin aspavientos una porción de Norteamérica que ya no podía poblar o defender, mientras las tribus nativas miraban. El buen Cuadra animó a Vancouver a proseguir la prospección de la costa juntos, en un hermoso hermanamiento científico. Se hicieron amigos. En un gesto típicamente español, Cuadra le propuso bautizar la isla que él había descubierto con sus dos nombres: Isla de Cuadra y Vancouver. A finales del siglo XIX el nombre se acortaría, desapareciendo el componente español. Hoy, las playas más hermosas de Vancouver se llaman "Spanish Banks", por ser el lugar donde marinos ingleses y españoles se encontraron y decidieron zarpar barco con barco a recorrer la costa y, con suerte, encontrar el paso del noroeste. Paseando por la playa, evocador, calculo la dosis apropiada de patriotismo para este momento (no quisiera pasarme). Al final, me conformo con pensar para mis adentros: "Hasta aquí llegó el Imperio". Y luego: "Chúpate esa Standard and Poors".



Galiano y Valdés, a bordo de Sutil y Mexicana, recorriendo la costa noroeste de Canadá. Por José Cardero.


1 comentario:

  1. Te comprendo perfectamente. Yo tuve sensaciones muy parecidas recorriendo la Florida, que recogí en mi cuaderno de viaje:

    Viernes 15 de agosto
    Me conmueve intensamente la certeza de saberme el único tarado que en esta península de la Florida, al despertarse cada mañana, dedica unos minutos a acordarse del conquistador Ponce de León.

    En su crónica "Naufragios", Álvar Núñez Cabeza de Vaca narra las penalidades que sufrió en la exploración del Golfo de Méjico, desde la Florida hasta al Río Bravo. La expedición dirigida por Pánfilo de Narváez naufraga al sur de esta península y, junto a Cabeza de Vaca, sólo sobreviven tres de los trescientos hombres que la formaban.

    Sedientos y demacrados, asediados por huracanes y nubes de mosquitos, los supervivientes son capturados por los indios. A la vista de sus precarios conocimientos de medicina, los indios toman a Cabeza de Vaca por mago, semidiós o curandero y gracias a ello conserva la vida y logra retomar el contacto con otra expedición de españoles que lo rescatan.

    No se me ocurre ninguna relación ingeniosa entre este hecho histórico y mi viaje.

    Domingo 17 de agosto
    Curiosamente, no soy el único tipo de la Florida que todas las mañanas se acuerda del conquistador Ponce de León. Por ir voceando semejante estupidez, esta tarde un camarero del Starbucks me ha desafiado en duelo y me ha echado canela a los ojos. El camarero lleva siete años preparando una tesis con el título: “Identidad del protonauta que orientó a Cristóbal Colón: ¿vikingo?, ¿alienígena?, ¿pingüino que hablaba vascuence?”

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